jueves, 6 de marzo de 2014

Vizconde de Eza


Paseaban un día por el Retiro don Eduardo Dato y el gran político andaluz Francisco Bergamín. 
Iba preocupado el primero porque le habían encargado de formar gobierno y no acababa de completar la lista ministerial.
  —¿A quién haré ministro de la Guerra? —se preguntó en un momento dado. 
 Pasaba por allí una bella muchacha, a la que siguieron los ojos de Bergamín que, encandilado, dijo con su acento andaluz:
 —Haga uzté miniztro a éza. 
 Dato, que no había visto nada, se paró y dijo:
—¿A Eza...? Pues no es mala idea.
 Y así, el vizconde de Eza llegó a ser ministro. 


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