Anécdotas protagonizadas
por médicos.
Un estudiante de medicina
gallego y algo patoso. El profesor de Ginecología le preguntó de sopetón:
- A ver. ¿A qué
temperatura pondría usted las irrigaciones vaginales?
- A ochenta gradus – contestó el alumno.
- ¡Por Dios… que me la va
a escaldar!
Y el gallego, sin
inmutarse, machacó:
- ¡Baju ceru!
La posición Trendelenburg.
Friedrich Trendelenburg
(1844-1924) fue un famoso cirujano alemán. Entre las muchas aportaciones de
este cirujano, sin duda la más conocida es la posición de Trendelenburg.
Consiste en inclinar la mesa o camilla donde está el paciente de forma que los
pies suben y la cabeza baja. Esta maniobra mejora la circulación y es
practicada diariamente por miles de médicos en todo el mundo. A menudo, los médicos
acortan el nombre de la posición y se refieren simplemente al Tren. En la época
en que la anestesia no había llegado al grado de especialización que goza hoy
en día, la administraban los practicantes. Aquel día anestesiaba el ayudante
del ayudante del segundo practicante. Es decir, alguien que no tenía ni idea. En
un momento de la operación, el Dr. Piulachs pidió que le pusieran al enfermo en
Tren. El practicante, ni caso. El doctor volvió a decir, con voz más alta:
- Tren, por favor.
Nada.
Amenazante, el cirujano le
miró a los ojos y le espetó:
- Venga, hombre. Le he
dicho que haga el Tren.
Y el practicante, ni corto
ni perezoso, flexionó los brazos y empezó a moverlos en círculos, adelante y
atrás, mientras decía:
- Chuff, chuff, chuff.
Piiip…
La enferma se presentó
ante la doctora del seguro y le dijo:
- Mire, a mí me acaban de
hacer una histerectomía con salpingoplastia…
La doctora al oírla hablar
pensó que la paciente debía trabajar en el ramo de la salud - enfermera,
auxiliar de clínica… - pero la enferma prosiguió:
- … pero a mí lo que me
pasa es que me pica la alcachofa.
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