En todas
las enciclopedias anteriores a 2002 aparece Alexander Graham Bell como inventor
del teléfono.
El 10 de
Marzo de 1876 Graham Bell presentó en Nueva York el teléfono, justo tres días
después de haberlo patentado, y desde entonces el aparato ha estado asociado a
su nombre durante más de 125 años. Los mismos años que otro hombre llamado
Antonio Meucci ha tardado en ver reconocido su invento.
Veinte
años antes de que Graham Bell se interesara por hacer pasar su voz a través de
un hilo, Antonio Meucci inventó un artefacto que llamó teletrófono. Lo usó para conectar su oficina con una habitación una
planta más arriba y poder hablar con su mujer.
El
aparato era muy rudimentario, pero Meucci fue el primer humano que se puso un
aparato en la boca, habló, y su mujer lo escuchó poniéndose en la oreja el otro
aparato unido al extremo del hilo. Pero Meucci estaba a dos velas y sin dinero
para formalizar la patente. Solo pudo presentar una descripción de su invento e
intentar que una compañía lo apoyara en su desarrollo.
Pero la
compañía pasó de él y de su proyecto, y ¡oh, casualidad!, por aquella empresa
paraba Graham Bell, experto en acústica, que años después patentó el teléfono.
Meucci
denunció a Bell por haberle birlado su invento, pero se murió amargado y arruinado,
sin ver reconocido que él era el padre de de unos de los artefactos más
indispensables para la humanidad.
El
Congreso de los Estados Unidos no se olvidó del asunto y en el año 2002 aprobó
la resolución 269 por la que se reconocía que el verdadero inventor del
teléfono se llamaba Antonio Meucci.
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