domingo, 25 de octubre de 2015

No me gustan los lunes

Detrás de una buena canción suele haber una historia interesante. Detrás de  “I don’t like Mondays” de Bob Geldof hay una absurda e irracional tragedia.

Brenda Ann Spencer nació en San Diego, California (Estados Unidos), el 3 de abril de 1962. Todas las crónicas del momento destacan el impoluto expediente social de su familia. ¡Todas las crónicas norteamericanas claro! La realidad era que los Spencer ocultaban bajo su melosa fachada de familia ejemplar un historial de malos tratos y vejaciones infantiles. Brenda fue una adolescente rebelde y sediciosa que durante años, daba la espalda por el día a los requerimientos de su padre para recaer de frente en su lecho por las noches en contra de su atrofiada voluntad. En las navidades de 1978 la banda sonora de Brenda Ann Spencer era el “Outlandos D’Amour” del recién constituido “The Police”; la música ayudaba a corromper su desdicha, mientras negociaba con el diablo su venganza. Esas navidades pidió a su familia un radiocasete como presente navideño pero su padre, acreditando su indolencia, le regaló un fastuoso rifle semiautomático Ruger 10/22 calibre 22 con mira telescópica y 500 municiones.
Brenda al ser detenida
La mañana del lunes 29 de enero de 1979, Brenda decidió comenzar la semana de forma diferente y, apoyada en una ventana de su hogar desde la que veía el edificio de su escuela, consideró que aquel era el momento oportuno para probar aquel regalo tan especial que había recibido. En ese momento, al otro lado de la calle, a las puertas de la escuela de la propia Brenda, se encontraban, junto a varios niños que esperaban la apertura del Centro, el director Burton Wragg y el celador Mike Suchar.
Brenda Spencer se dedicó a abrir fuego contra ellos. Disparaba a diestro y siniestro. Al azar. No le importaba dónde podían terminar las balas de su regalo navideño.
Ambos comenzaron, entre empujones y gritos, la evacuación apresurada desde las posibles trayectorias. Uno de los primeros heridos fue Chris Stanley, un niño de 9 años traumatizado de por vida que perdió un trozo de corazón pero salvó la vida al librarse de los disparos que absorbió Wragg con su cuerpo al socorrerle. Michel Suchar, el celador, murió en su intento de proteger a su jefe Wragg.
El tiroteo duró más de 6 horas, hasta que Brenda termino con la munición. Ocho alumnos y un oficial de policía habían resultado heridos, aunque la peor parte la recibieron el director de la escuela, Burton Wragg, y el conserje, Mike Suchar, que murieron al intentar proteger a los alumnos.
Después de unas seis horas, Brenda salió de su casa esposada y escoltada por los agentes de policía. Cuando le preguntaron cuál era el motivo por el que había decidido realizar esa masacre, la chica se encogió de hombros y respondió de forma lacónica:

“No me gustan los lunes. Sólo lo hice para animarme el día. No tengo ninguna razón más, sólo fue por divertirme. Me gustan el rojo y el azul de las chaquetas de los alumnos. […] vi a los niños como patos que andaban por una charca y un rebaño de vacas rodeándolos. Eran blancos fáciles.”

Brenda a la salida del Tribunal
que la declaró culpable
Brenda Ann Spencer  fue declarada culpable y condenada a entre 25 años y perpetua en una institución para mujeres en Corona (California) donde actualmente cumple pena.
Algunos incidentes, la falta de arrepentimiento y sensibilidad, y su expediente han evitado una y otra vez las revisiones a su pena.
La junta de la libertad condicional ha negado por unanimidad hasta tres veces su libertad y hasta 2019 no podrá volver a solicitarla.

Los periódicos no tardarían en hacerse eco de la masacre y de la frialdad y la falta de remordimiento con la que la joven había respondido. La noticia no dejó indiferente a Bob Geldof, que por entonces se encontraba en Estados Unidos: “Me estaban haciendo una entrevista en la radio en Atlanta con (Johnnie) Fingers y había un fax detrás de mí. Lo leí según llegaba. Que no te gusten los lunes es una razón un poco extraña para cargarte a alguien. Pensé sobre ello de vuelta al hotel y dije: ‘El chip de silicio que está dentro de su cabeza se ha sobrecargado’ (The silicon chip inside her head gets switched to overload) Escribí eso. Y los periodistas que la entrevistaban le preguntaban ‘¿dime por qué?’. Qué acto tan absurdo. Era el acto absurdo perfecto y era la razón absurda perfecta para hacerlo. Quizá escribí la canción absurda perfecta para ilustrarlo. No fue un intento de explotar la tragedia”.
Aquella canción absurda sería ‘I don’t like Mondays’. En un principio, antes de incluir el piano de Johnnie Fingers, la canción era un tema reggae y Geldof pensó en ella como una cara B. Sin embargo, después de la buena aceptación por parte del público al presentar ‘I don’t like Mondays’ en directo, se convertiría en el single del tercer álbum de los Boomtown Rats, “The fine art of surfacing” (1979) y en el tema más popular de la banda irlandesa.

La famosa canción, inspirada en los hechos, fue inmediatamente número uno en el Reino Unido aunque fue censurada, paradójicamente, en los Estados Unidos negándose la promoción por motivos educativos. ¡Increíble!




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