Detrás de una buena canción suele haber una
historia interesante. Detrás de “I don’t
like Mondays” de Bob Geldof hay una absurda e irracional tragedia.
Brenda Ann Spencer nació en San Diego, California
(Estados Unidos), el 3 de abril de 1962. Todas las crónicas del momento
destacan el impoluto expediente social de su familia. ¡Todas las crónicas
norteamericanas claro! La realidad era que los Spencer ocultaban bajo su melosa
fachada de familia ejemplar un historial de malos tratos y vejaciones infantiles.
Brenda fue una adolescente rebelde y sediciosa que durante años, daba la
espalda por el día a los requerimientos de su padre para recaer de frente en su
lecho por las noches en contra de su atrofiada voluntad. En las navidades de
1978 la banda sonora de Brenda Ann Spencer era el “Outlandos D’Amour” del
recién constituido “The Police”; la música ayudaba a corromper su desdicha,
mientras negociaba con el diablo su venganza. Esas navidades pidió a su familia
un radiocasete como presente navideño pero su padre, acreditando su indolencia,
le regaló un fastuoso rifle semiautomático Ruger 10/22 calibre 22
con mira telescópica y 500 municiones.
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Brenda al ser detenida |
La mañana del lunes 29 de enero de 1979, Brenda
decidió comenzar la semana de forma diferente y, apoyada en una ventana de su
hogar desde la que veía el edificio de su escuela, consideró que aquel era el
momento oportuno para probar aquel regalo tan especial que había recibido. En ese momento, al otro lado de la calle, a las puertas de la escuela de la propia Brenda, se encontraban,
junto a varios niños que esperaban la apertura del Centro, el director Burton
Wragg y el celador Mike Suchar.
Brenda Spencer se dedicó a abrir fuego contra
ellos. Disparaba a diestro y siniestro. Al azar. No le importaba dónde podían terminar
las balas de su regalo navideño.
Ambos comenzaron, entre empujones y gritos, la
evacuación apresurada desde las posibles trayectorias. Uno de los primeros
heridos fue Chris Stanley, un niño de 9 años traumatizado de por vida que
perdió un trozo de corazón pero salvó la vida al librarse de los disparos
que absorbió Wragg con su cuerpo al socorrerle. Michel Suchar, el celador,
murió en su intento de proteger a su jefe Wragg.
El tiroteo duró más de 6 horas, hasta que Brenda
termino con la munición. Ocho alumnos y un oficial de policía habían resultado
heridos, aunque la peor parte la recibieron el director de la escuela, Burton
Wragg, y el conserje, Mike Suchar, que murieron al intentar proteger a los
alumnos.
Después de unas seis horas, Brenda salió de su casa esposada y
escoltada por los agentes de policía. Cuando le preguntaron cuál era el motivo
por el que había decidido realizar esa masacre, la chica se encogió de hombros
y respondió de forma lacónica:
“No me gustan los lunes. Sólo lo hice para animarme
el día. No tengo ninguna razón más, sólo fue por divertirme. Me gustan el rojo
y el azul de las chaquetas de los alumnos. […] vi a los niños como patos que
andaban por una charca y un rebaño de vacas rodeándolos. Eran blancos fáciles.”
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Brenda a la salida del Tribunal
que la declaró culpable |
Brenda Ann Spencer
fue declarada culpable y condenada a entre 25 años y perpetua en una
institución para mujeres en Corona (California) donde actualmente cumple pena.
Algunos incidentes, la falta de arrepentimiento y
sensibilidad, y su expediente han evitado una y otra vez las revisiones a su
pena.
La junta de la libertad condicional ha negado por
unanimidad hasta tres veces su libertad y hasta 2019 no podrá volver a
solicitarla.
Los periódicos no tardarían en hacerse eco de la
masacre y de la frialdad y la falta de remordimiento con la que la joven había
respondido. La noticia no dejó indiferente a Bob Geldof, que por entonces se
encontraba en Estados Unidos: “Me estaban haciendo una entrevista en la radio
en Atlanta con (Johnnie) Fingers y había un fax detrás de mí. Lo leí según
llegaba. Que no te gusten los lunes es una razón un poco extraña para cargarte
a alguien. Pensé sobre ello de vuelta al hotel y dije: ‘El chip de silicio que
está dentro de su cabeza se ha sobrecargado’ (The silicon chip inside her
head gets switched to overload) Escribí eso. Y los periodistas que la
entrevistaban le preguntaban ‘¿dime por qué?’. Qué acto tan absurdo. Era el
acto absurdo perfecto y era la razón absurda perfecta para hacerlo. Quizá
escribí la canción absurda perfecta para ilustrarlo. No fue un intento de
explotar la tragedia”.
Aquella canción absurda sería ‘I don’t like
Mondays’. En un principio, antes de incluir el piano de Johnnie Fingers, la canción
era un tema reggae y Geldof pensó en ella como una cara B. Sin embargo, después
de la buena aceptación por parte del público al presentar ‘I don’t like
Mondays’ en directo, se convertiría en el single del tercer álbum de los
Boomtown Rats, “The fine art of surfacing” (1979) y en el tema más popular de
la banda irlandesa.
La famosa canción, inspirada en los hechos, fue inmediatamente
número uno en el Reino Unido aunque fue censurada, paradójicamente, en los
Estados Unidos negándose la promoción por motivos educativos. ¡Increíble!