1. La tortilla de patata
En
España existen dos tipos de tortilla de título indisputable: la tortilla
francesa, únicamente de huevo batido, y la española, de huevo con patatas. Y
luego están todas las demás combinaciones de huevo con lo que sea que pillemos
en el frigorífico.
Y
al parecer, la tortilla de patata es de origen vasco. Cuenta la
leyenda que fue el general
carlista Tomás de Zumalakarregi quien inventó la tortilla de patatas, un
plato sencillo, rápido y nutritivo con el que alimentar y fortalecer al ejército carlista durante el sitio de Bilbao
(1835-36). Así, la tortilla de patata empezó a difundirse durante las
primeras guerras carlistas hasta convertirse en un plato típico de la
gastronomía vasca y española.
2. El apellido García.
Párate
a pensar un momento, ¿cuántas personas conoces que se apelliden García? Un
montón, seguro. Es más, probablemente tú también tengas ese apellido
entre tus ocho primeros. Y es que García es el apellido más común en España,
hay alrededor de millón y medio de Garcías repartidos por todo el país, lo que
supone un 3,56 % de la población.
Pero
en realidad, García es un apellido de origen vasco. Proviene del nombre propio vasco medieval Garçea, que con el tiempo acabó convirtiéndose en
apellido. Las primeras referencias se remontan al año 789 en la Baja Navarra, región
vasco-francesa.
No
obstante, no quiere decir que todos los
Garcías pertenezcan al mismo linaje y compartan la misma sangre.
Al tratarse de un nombre propio convertido en apellido, existen en el país
multitud de ramas García con orígenes y armas muy diferentes.
3. La bailaora flamenca de las postales de las
tiendas de suvenires
Arantxa Arzak |
Quizá
no exista icono más unido a nuestra patria que una bailaora flamenca estampada
en una postal o que posa en forma de muñeca encima de la televisión.
Pero
resulta que esa flamenca que empezó a
aparecer en las postales de las tiendas de suvenires de España a partir
de finales de los años sesenta es vasca
de pura cepa. Se trata de Arantxa Arzak, una donostiarra con un arte increíble
sobre el tablao flamenco y cuyas fotos fueron utilizadas para crear estas
postales.
La
foto de la entonces joven de 16 años que aparece en miles de recuerdos fue
tomada en la sala de fiestas “El Relicario” de Lloret de Mar, donde había ido
con su primer trabajo para triunfar en el mundo del baile español. A partir de
ahí, las postales con la foto de Arantxa empezaron a venderse por todas las
tiendas de suvenires españolas, pudiéndose encontrar todavía hoy en día en
muchas de ellas. Y nunca recibió un duro por ello.
4. La palabra “guiri”
Usamos la palabra “guiri”
para referirnos a los turistas extranjeros: hombres y mujeres achicharrándo
su pálida piel sobre la arena mediterránea o tomados por la euforia de nuestros
excelentes caldos y demás elixires nocturnos.
Sin
embargo, un siglo antes los vascos ya usaban esa palabra en un contexto
parecido. Los carlistas
(partidarios de Carlos María Isidro de Borbón, hermano de Fernando
VII) llamaban
despectivamente guiristinos
(cristinos) a los liberales, los partidarios de la reina María Cristina
de Borbón (viuda de Fernando VII y madre de la futura Isabel II), durante la Primera Guerra
Carlista (1833-1840). Los carlistas veían a los “cristinos” como “los otros”,
“los extranjeros”, que querían usurpar su Real objetivo.
5. El Talgo
TALGO
es el acrónimo de Tren Articulado
Ligero Goicoechea Oriol.
Debe
su nombre a su diseñador, el guipuzcoano Alejandro Goicoechea, y
al financiero bilbaíno que puso el dinero para su materialización, José Luís
Oriol Urigüen.
El
primer modelo fue fabricado en los talleres Hijos de Juan Garay,
en Oñate (Guipúzcoa), para luego mandarse a EEUU donde fliparon literalmente
con su diseño de cabeza de tiburón. Allí se construyeron los trenes (en España
no había la tecnología necesaria) bajo la supervisión de ingenieros vascos,
para luego ser trasladados a España en barco y convertirse en la cabeza de
lanza de promoción del turismo que fecundara nuestras costas.
Incluso
cambió la forma en que nos referíamos a los trenes:
“No
he venido en el tren; he venido en el Talgo”.
6. El mus
Un
bar, cuatro hombres sentados en una mesa fumando cigarrillos y puros uno tras
otro, bebiendo vinos y jugando al mus. Una estampa que se ha repetido –hasta la
llegada de la ley antitabaco- en innumerables tascas del país. Pero el célebre
juego de naipes que incluso ha cruzado el Atlántico tiene su origen entre las
verdes montañas vascas.
El mus ya se jugaba en el País Vasco allá por el
siglo XVIII y con los años, se fue
extendiendo poco a poco por el resto de la Península, con diversas variaciones en la baraja
y las reglas.
Se
dice que el nombre “mus” deriva del
euskera, musu (que puede
significar beso, hocico, cara, labios o visaje) o mustur (morro), empleados para hacer
señas entre las parejas para comunicar las cartas; aunque el diccionario crítico etimológico de la lengua
castellana de Joan Corominas y el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española afirman que la palabra mus proviene de mux,
euskera, y esta, a su vez, de
mouche, mosca, en
francés.
7. KU. La discoteca más
grande del mundo.
Si
existe un icono de la marcha española a nivel mundial, ese galardón debería
caer sobre una discoteca. Y la más impresionante que ha conocido persona con
cubata en mano está bautizada con la K de kilo, desde que en 1978 la
crearan tres jóvenes socios vascos, que hicieron de ese local un buque insignia
de esta isla, una completa fuente de inspiración para el mundo.
José Luis Anabitarte
(Gorri), Javier
Iturrioz y José Antonio Santamaría desembarcaron
en la isla y compraron un jardín rústico conocido como el “Club San Rafael”
donde edificarían su sueño a partir de una piscina y un pequeño restaurante,
siendo renombrado como KU (el dios hawaiano de la guerra y la muerte) en
honor a una pequeña discoteca donostiarra que ya existía en las laderas del
Monte Igeldo de San Sebastián.
Durante
los años 80 fue considerado como el club de más prestigio del mundo y,
posteriormente, fue nombrado por el Libro Guinness de los Records como la mayor
discoteca del mundo. Y sus fiestas se hicieron tan famosas que todos intentaron
reproducir lo que allí sucedía.
8. “¡Campeones! ¡Campeones! ¡Oé, oé, oé!”
Seguro
que todos lo hemos cantado a pleno pulmón en algún momento de nuestra vida. Sin
embargo, este cántico que se entona tras las victorias deportivas, tiene su
origen en el País Vasco, concretamente en
el ya desaparecido estadio de Atotxa, tras victoria de liga de la Real Sociedad en
1982.
Lo
que los aficionados de la Real
en realidad cantaban era “Txapeldunak,
txapeldunak! Hobe, hobe, hobe!” (campeones, campeones; mejor, mejor,
mejor). Con los años y con el griterío de la grada, el hobé se difuminó en oé,
y los que desconocían el euskera optaron por gritar el “campeones”.